Un detonante simbólico privilegiado, generador de este estudio por la influencia irlandesa en la infancia de la autora, fue Oscar Wilde y El príncipe feliz... Un ruiseñor, que está por volar al sur antes del frío es convocado de auxiliar por el príncipe inmovilizado en una estatua. Le pide que reparta el oro emblemático que lo recubre entre los necesitados que descubre. La estatua queda a la intemperie, desnuda..., y provoca la muerte del ayudante. El esfuerzo reparatorio de quien encerrado entre muros ignoraba el sufrimiento del semejante es un llamado a mirar más allá de sí mismo y compartir riqueza y dolor.
Y Freud con Marx….
La naturaleza distribuye sus bienes arbitrariamente, y exige trabajar (pulsión) para sobrevivir, adquiriendo recursos y manteniendo los bienes necesarios para el placer y la subsistencia en un caleidoscopio de demandas y acciones. Lo resultante se manifestará en compromisos y negociaciones complejas que irán armando una red social con un sistema político determinado. Y así como las religiones configuran dioses a imagen y semejanza de los humanos que las necesitan, los sistemas políticos también virtualizan esa maraña de entrecruzamientos reales e imaginarios que unen y separan a los hombres.