“Mientras el Tiempo no pasa, mientras Nada sucede, el Tiempo pasa y en duelos se nos pasa el Tiempo. Cargamos con nuestros muertos, los arrastramos, y sin darnos cuenta luego entendemos que ellos son los únicos que Nada deben cargar, porque olvidan.”
Estamos en Londres, en el exilio del viejo Freud, son tiempos decisivos y violentos, el fin se asoma en su vida, y en la de tantos. Freud se acerca a la muerte con un último designio, develar unos confusos y líricos manuscritos que llegan a su nueva casa: las partes censuradas de Memorias de un neurópata, de Daniel Paul Schreber.
La censura ha apartado estos textos hasta hoy, donde por fin pueden ser analizados por Freud, junto a su compañera Marie Bonaparte, si las fuerzas lo acompañan. La censura es el motivo, la autocensura, de un tiempo y una locura que intenta decir, y hacerse oír por fin. "¿Pero por qué ahora? ¿Qué hacer con esos textos? ¿Por qué llegan a mis manos?", no deja de preguntarse un cansado Freud, casi desesperado. Él también fue y es censurado, por su nación, por el nazismo… y sus fuerzas ya no son las mismas.
La escritura de Ezequiel Achilli impacta por su coherencia, su trabajo de arqueólogo (como quería Freud de un buen analista) y su valentía, a la hora de poner en palabras los textos del loco Schreber y del protagonista de esta novela: Freud.
Luciano Lutereau