Interrogando los límites en que el discurso estético puede ser incorporado
al psicoanálisis, este libro demuestra que hay una dimensión
estética en el trabajo mismo de ciertas categorías del psicoanálisis.
Más allá de las aproximaciones estructuralistas (o, más recientemente,
semióticas) al problema del sentido del arte, aquí se trata de tomar
el hecho artístico como hilo conductor de una dimensión intrínseca al
psicoanálisis. El autor propone un estudio acerca de la dimensión
estética del psicoanálisis y no de un ensayo más de estética psicoanalítica
(sintagma que habría que desterrar o, en todo caso, reservar
para la agrupación de la caterva de ensayos que parafrasean al Lacan
El Sinthome aceptando sin crítica todos los lugares comunes de la
historia del arte y sin elucidar el sentido que podrían tener para el
psicoanálisis). Al mismo tiempo, este libro es valioso porque pone en
acto las relaciones entre la investigación psicoanalítica y el método
fenomenológico, sirviéndose de este último metódicamente, antes
que con impostada erudición. Y si bien erudición no le falta a este libro,
aquella es sólo un rasgo circunstancial, sabiendo que hoy en día
muchos trabajos de psicoanálisis utilizan el saber como un refugio de
una ignorancia mucho más fundamental, la del trabajo conceptual.
Quizás este sea el primer libro de psicoanálisis no aplicado al arte.
Este es, a un tiempo, un libro de psicoanálisis y estética.
Luciano Lutereau