Este texto, el primero de una trilogía (titulada "Cabeza de becerro"), es una meditación sobre la muerte y la contingencia, o mejor: sobre la vida cortocircuitada por la ráfaga eléctrica de la muerte que aprisiona a un hombre, un escritor fulminado por un infarto en el centro de París a la hora pico. Ese hombre es Guy-Félix Duportail, un fenomenólogo -un especialista en la materialidad de los sentidos, esas prótesis que aprehenden el mundo- derrumbado, trasladado a velocidad extrema a un hospital con destino de quirófano. Es un hombre que no para de escribir. Y entretanto, se ahoga. "Es así que lo entiende mi amigo carnicero. 'Respirá', me dice sin pausa. 'Carajo, respirá'. Un animal vivo respira. Un animal muerto no respira más". Es un hombre que de tanto pensar no piensa en la muerte en la que ahora piensa. "¿En qué piensan los hombres si no quieren pensar en la muerte? ¿Piensan en la vida? No lo sé. ¿En qué piensa un hombre? No es algo que se pueda adivinar con sólo verlo. Un hombre es algo muy vago. Es como el mar. Frecuentemente un hombre no piensa en nada". Pablo E. Chacón.