Usted se encuentra arriba y afuera, y viaja hacia adelante y súbitamente percibe que está desplazándose hacia abajo y más tarde, nota que se encuentra a la izquierda desplazándose hacia abajo y ya está adentro, desplazándose hacia arriba para luego, y siempre adentro, advertir que está yendo hacia delante pero patas para arriba (cabeza abajo). También podemos partir desde afuera, y caminar hacia arriba, continuando hacia la derecha, siempre afuera y vamos a dar adentro y hacia abajo para más tarde estar adentro, pero desplazándose hacia arriba hasta quedar adentro con patas para arriba y cabeza abajo. Es así claro, estamos viajando por la Cinta o Banda de Moebius. Esta es la impresión que tenemos leyendo las páginas de este inusual texto psicoanalítico referente a la problemática de adicciones. Usted marcha tranquilo y repentinamente, y en algunas encrucijadas, en la misma línea de texto se encuentra patas para arriba, o se encuentra en el mismo lugar pero invertido 180º. [...] Dice el autor: consideramos la adicción como un efecto y no como una causa, por ello no nos parece pertinente intentar ninguna suerte de "reeducación" o de inculcar "buenos hábitos". El sujeto tendrá que enfrentarse a su condición, a su historia, a sus modos de vinculación con el mundo y hacer algo con ello. Es decir conectarse con sus deseos, redireccionar su goce y sus pulsiones. Como se es sin el otro omnipotente, sin barrar, castrado. Este devenir es posible (lo que no quiere decir que esté asegurado) siempre y cuando el analista haya podido abstenerse de dar respuesta a las diferentes maneras en las cuales la cuestión del "ser amado" se pone en juego en la cura, subraya Gutiérrez Segú en el anteúltimo párrafo. Fragmentos del prólogo de Nicolás Gaccet
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