Los autores de este libro nos proponen que si en la perversión la pregunta por el lugar en el deseo del Otro es subvertida por la particular respuesta perversa que es hacerse instrumento del goce del Otro, la apuesta del análisis radica en abrir la interrogación por dicha posición y, con ello, producir la división subjetiva.
Agreguemos que ello sólo será factible cuando un analista, al ofertar su escucha en términos de asentimiento, instaure el trabajo de la palabra por la palabra, propiciando que el relato de la escena perversa se convierta en un texto que en sus reiteraciones y en sus vacilaciones pueda ir llevando a mellar la fijeza de una posición francamente devastadora para el deseo que, como analistas, nunca renunciamos a intentar producir, aun en el sujeto de la perversión.
del “Prólogo”, Pablo Muñoz