Gabriela Insua hace rato viene insistiendo (o algo insiste en ella) con el tema de la adolescencia. Éste, su último libro, añade un concepto extraordinario, totalmente novedoso: El derecho humano al síntoma. Derecho universal sin duda, que en la adolescencia es muchas veces torpemente cuestionado. Gabriela y sus colaboradores (Jorge Reitter y Sara Lemos) proponen un recorrido que articula la teoría con la experiencia clínica, para abordar la subjetividad adolescente desde el principio de la despatologización del adolescente frente a la sistemática medicalización de la problemática que los aqueja”, nos dice desde su contundente prólogo Gustavo Garófalo.
Saltar de la cuna (la subjetividad adolescente; el derecho al síntoma), se muestra entonces como una gran interrogación hacia la sordera social por el derecho al síntoma. La analista se deja contar por sus pacientes, por la literatura (como nos tiene acostumbrados a sus lectores, extrayendo sus lecturas enriquecidas), construyendo una noción de síntoma que lo eleva de su estatuto estructural, y de goce estructural, al de derecho. Las consecuencias que se saquen van más allá del mismo psicoanálisis, es claro, denunciando –sólo a modo de ejemplo– cómo el psicoanálisis no pudo escapar.