No son muchos quienes se atreven a saltar sin red. El coraje espontáneo no está al alcance de todos: ese deseo que lleva al hombre decidido a arrancar de las vísceras la causa de una acción sublimatoria, esa libertad positiva que permite tallar obras, ciudades, discursos o poesía. Tampoco está al alcance de todos saltar al vacío, ese ejercicio negativo de la libertad que consideramos locura, porque supera el vértigo, la soledad y en ocasiones también la vida.
La Red de psicoanalistas lo tiene en cuenta, consta en los textos que siguen. Ella no excluye la particularidad del saber, del deseo y del amor en la psicosis; tampoco la división ni la angustia en la perversión. Tipos clínicos a los que muchos analistas renombrados sólo admiten como analizantes a condición de que estos se disfracen de neuróticos. Los colegas de la Red explican que ni la psicosis ni la perversión están excluidas necesariamente del discurso analítico, aunque puedan también habitar el discurso histérico. Aquí no se exige camuflaje, se los recibe por su síntoma fundamental tal cual es.
Como la normalidad no es una categoría del psicoanálisis, mis colegas de la Red pueden sostener con Lacan que neurosis, perversión, psicosis, son tres formas “normales” del deseo, del deseo indeciso o dividido, tres formas usuales de “sujetos” que piden ayuda.
Gabriel Lombardi
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