La homosexualidad femenina ha sido un interrogante persistente en el campo psicoanalítico. Sin embargo, las preguntas que ha despertado fueron poco desarrolladas o demasiado sesgadas: patologizada o invisibilizada, se mantuvo a resguardo de elucidaciones más profundas.
Hablar de homosexualidad, hoy en día, sigue siendo una suerte de tabú que anticipa la condena de “incorrección” política, o bien la reducción de un problema clínico: se la considera meramente una elección de objeto y se desconoce que implica también una posición subjetiva.
Una clínica de la posición subjetiva avanza más allá de la cuestión diagnóstica y la disquisición de estructura. Si la sexuación implica la relación peculiar del ser hablante con el Otro sexo, no podemos dejar de interrogar las particularidades que aquella cobra en un fenómeno tan vasto como la homosexualidad femenina.
En un ensayo anterior (Posiciones perversas en la infancia) hemos iniciado una interlocución teórica con el propósito de fundamentar clínicamente la noción de posición. En este nuevo trabajo retomamos la apuesta en el punto de llegada.